NaDiA: CoN NoMbRe De GuErRa

Un cuento de la vida real. El mundo de la prostitución ilegal y la realidad de muchas jovencitas que llegan a él.

Afuera del cristal empañado continua lloviendo, Nadia observa tranquila desde dentro recuerda su infancia, su querido Ayacucho. Su padre, hermanos y hermanas; muertos todos en manos de las sombras terroristas. Su madre es una sobreviviente y piensa que su hija triunfa en la capital.

Ella se aleja de la ventana va a su cuarto, saca su fiel baúl debajo de su cama y comienza a ver su tesoro, sus fotos del recuerdo al costado del poco dinero que ha podido ahorrar en estos dos años que lleva en Lima, observa los rostros de sus hermanos, de sus padres, las imágenes del entierro y el velorio en los que no pudo estar presente, una lagrima recorre su mejilla, son dos años de dolor, humillación y sumisión, dos años de soledad.

Tocan la puerta. Llegó un cliente. Nadia va al baño, se lava la cara, se maquilla rápido y abre la puerta. El hombre entra al cuarto, apesta excitación y solo tiene una idea en la cabeza: Embestir a la mujer que ve enfrente de él. Ropa al suelo, cuerpos a la cama. Nadia no siente nada excepto asco y humillación, pero tiene que fingir placer para que el cliente no se ponga brusco y se vaya tranquilo. Una hora después el cliente paga y se va.

Sola en el cuarto ahogado en los silencios, disfruta de su único momento de paz sabiendo claramente que el martirio pronto volverá. Martirio es, para Nadia, sinónimo de vida desde de hace cinco años. Cuando salió de Ayacucho hacia Lima en búsqueda de su sueño de ser actriz, jamás imaginó terminar entre esas cuatro paredes que hoy significan su indignante realidad y que la mantienen enjaulada lejos de su madre.

Llegó aquí y quiso cumplir su anhelo. Hizo miles de castings, todo fue rechazo. Su poca preparación, su talla dentro del promedio y el no cumplir con el “Standard” de la chica linda para ser actriz; fueron algunas de las excusas dadas para cerrarle las puertas. Trato de buscar trabajo y no lo encontró. Sin dinero duermes en la calle, ahí durmió ella entre cartones y otros niños y jóvenes hijos de la miseria y de la indiferencia de esta sociedad.

Una noche mientras dormía un policía borracho la despertó, se la llevó a la fuerza a un callejón y abusó de ella. Al día siguiente en el mismo callejón, ella aun temblaba de miedo, de frío, de asco y el mismo policía que la noche anterior le arranco la dignidad, se le acercó le dijo que era bonita y que no tenia porque morir de hambre en las calles, que él conocía un lugar donde podría hacer mucho dinero.

Él la llevo al prostíbulo la matrona la aceptó y pagó unos billetes por ella al policía, este se fue, y Nadia se quedó allí, atrapada y condenada a una vida de servicio al placer de los clientes, que sólo querían su cuerpo para verter, su rabia y su frustración en el y luego marcharse.

No le fue nada fácil adaptarse, al principio intento huir, pero a golpes y castigos aprendió que había entrado en un callejón sin salida del que solo saldría muerta o vieja, así que tomo su nombre por bandera y decidió guerrear por ella y por su madre quien necesitaba el dinero para sobrevivir.

Nadia encontró su muerte hace algunas semanas, ese día como todas las semanas llamó a su madre para decirle que ya había enviado el dinero y que con lo que había ahorrado se compraría un pasaje a Ayacucho y volvería a su lado para poner un negocio allá, le dijo que ya no quería estar en Lima, que la capital era una tierra cruel y llena de malos recuerdos, que ella solo quería olvidar, su madre había aceptado su decisión.

Esa noche llegó un cliente muy borracho a su cuarto, la empujo contra la pared la puso de espaldas y prácticamente la violó, ella solo atinó a cerrar los ojos, rogando que terminara rápido, cuando todo acabó Nadia abrió los ojos y comenzó a llorar. El cliente se puso su ropa y al oírla llorar le dijo: “¿Por Qué lloras ruca?, te duele mucho ¿verdad?, yo sé como acabar con tu dolor”. Entonces él sacó un revolver de su saco y sin más miramientos le disparó a la cabeza matándola instantáneamente.

Nadia es solo una de tantas jovencitas que llegan a ese mundo, arrastradas por la cruda situación que atraviesa nuestra sociedad y que terminan siendo victimas de aquellos viejos explotadores que casi siempre quedan impunes y protegidos bajo la careta que dan a los demás; el corazón de Nadia se mancho de vergüenza y sumisión no cuando ingresó a este negocio, sino cuando la sociedad la alienó dejándola a su suerte.








PD: Nadia es un personaje Ficticio basado en la cancion de Reincidentes...

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