TIEMPOS DE IRA: EL ESCENARIO POLÍTICO ACTUAL Y SUS CONTRADICCIONES

En los últimos meses se ha gestado un cambio en la orientación política del país. Estos se ven claramente en el partido de gobierno, si es que alguna vez tubo tal orientación, pero los cambios van más allá son cambios en las decisiones que anteriormente tomaron tanto el estado como el pueblo al que representa


Comencemos por analizar lo que sucede con el partido oficialista: Gana Perú era, como muchos lo advertimos, una alianza temporal cuyo fin inicial era el triunfo electoral de Ollanta Humala, fin que se logró con éxito.

Esta alianza estaba integrada por movimientos de izquierda, independientes y personajes que no pertenecían a la política nacional. Estos actores tuvieron protagonismo en los primeros meses del gobierno en los que participaron del primer gabinete, este gabinete se vio vencido por las diferencias ideológicas de unos y otros y la falta de gerencia real, finalmente cayó. Es con esta caída que se comenzó a hablar de la ruptura entre Humala y la izquierda.

Sin embargo para entender el escenario hay que recordar o remarcar que Ollanta Humala nunca representó a la izquierda sino a un colectivo popular que lo apoyó porque estaba decepcionado de la política tradicional, claro la política nacional ha tenido como protagonistas en los últimos 10 años a representantes de la derecha, pero eso no significa que el triunfo de Humala fuese el triunfo de la izquierda.

Hoy la izquierda ve los frutos de poner su confianza en un líder que nunca los representó y que simplemente formó una alianza estratégica para su triunfo electoral. ¿Ingrato? quizás, ¿Tonto? jamás. Humala ha definido ya su nueva línea de acción, y no es la militarización del estado ni un lineamiento radical a la derecha, esta línea es mantener la estabilidad política y económica del país, lo cual no tiene porque excluir, y creo que no lo hace aún, a la inclusión social ni a la izquierda.

Por otra parte aquellos grupos de poder representados por los perdedores de la contienda electoral del año pasado, aun no asumen su derrota y pretenden tener mayor injerencia en el estado y, ¿Por qué no?, gobernar de algún modo. Para lograr esto primero tienen que debilitar al estado y alejarlo de los entes que no convienen a sus propósitos. Remarquemos que estos grupos de poder pertenecen a la derecha radical y a la no radical y llevan años pugnando porque la izquierda desaparezca del escenario político.

Estos grupos de poder tienen una notoria presencia en los medios de comunicación y se cogen de cualquier error de los protagonistas del gobierno para crear escándalos que debiliten al estado y lograr así su cometido. Esto pasó con el caso Chehade y está pasando ahora con la sobre-dimensionada ruptura del gobierno y la izquierda, también son estos grupos los que movilizan y pugnan la revocatoria de la alcaldesa de Lima, tema del que hablaré más adelante.

A la, ahora evidente, no identificación política de Humala con la izquierda, los errores de esta durante su protagonismo y las pretensiones y acciones de los grupos de poder de derecha, hay que sumarle la satanización que esta fuerza política, la izquierda, ha recibido en las dos últimas décadas. Las heridas que dejaron los actos criminales de sendero, grupo terrorista que nació de un movimiento radical de izquierda, fueron aprovechadas por la derecha para establecer en el inconsciente colectivo dos ideas claves:

1) Todo movimiento político de izquierda o que se aleje de los lineamientos del conservadurismo del sistema que ha impuesto la derecha es sinónimo de terrorismo.

2) No importan las ideologías y la teoría política, lo que importa es la práctica y como en la practica, según ellos, "todos los políticos son iguales" y "la política es sucia" entonces la gente no debe ensuciarse metiéndose en ella.

Estas ideas se ven evidenciadas día a día en el hablar común del poblador peruano y se ven expuestas cuando aparecen grupos radicales o defensores de terroristas, como el MOVADEF del cual trataré brevemente en la segunda parte de este artículo, y si no son desterradas del pensar común estaremos condenados a vivir, no la izquierda sino el pueblo peruano, de las miserias del sistema como sociedad, porque un pueblo que no conoce y usa su poder político es un pueblo sumiso y fácil de timar y ese pueblo no tiene salvación.

El escenario actual define una nueva línea de acción en el gobierno y posiblemente nuevas alianzas y contradicciones. La permanencia de la izquierda que, valgan verdades, fue la que luchó por este gobierno y se puso en hombros la campaña cuando nadie creía en el actual presidente, en el lado protagónico de este nuevo panorama; va a depender de su inteligencia y la cohesión de sus miembros.




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