OCTUBRE ROJO: LA FERIA DEL SEÑOR DE LA TORTURA

En Lima el décimo mes del año es un mes de muchas fiestas y costumbres, un mes en el que al ritmo del cajón el pueblo enaltece su espíritu y su fe católica; pero también es un mes de maltratos y asesinatos, un mes en que sobre el color morado se ciñe un rojo sangre y se oye el lamento de seres que merecen la vida como cualquiera de nosotros. Es el mes de “La Gran Feria Del Señor De Los Milagros”, el mes de las corridas de toros en la plaza mayor de Acho.

UN PASEO POR EL MAUSOLEO SANGRIENTO

Es una tarde de Octubre y huele a sangre, hay muchas personas emocionadas por entrar a ver el triste espectáculo que protagoniza un payaso llamado “Torero”. Algunos salen de la función anterior llenos de satisfacción y posan para la foto, para luego contarles a sus amigos que estuvieron ahí y que vieron y gozaron de aquel festín, el cual los pocos pueden darse el lujo de disfrutar.; también hay mucha gente de la farándula limeña, claro esto es para ellos otra reunión social y como siempre vienen de lo mejor vestidos, todos muy alegres y dispuestos a posar a la cámara; Infaltables son algunos miembros de nuestra política local.

Pero como en todo el mundo, aquí también hay un grupo de hombres y mujeres que, hartos de ver como este sadismo se ha convertido en tradición, han decidido salir a las calles a protestar contraesta actividad, pidiendo su abolición. Todos repiten a viva voz su insignia: ¡La muerte y la tortura no es arte ni cultura!, además tienen pancartas con imágenes crudas del martirio que viven los toros en ese recinto y hacen un espectáculo en contraposición al que se da dentro de ese recinto de la muerte. Algunos visten extraño con peinados de crestas y ropa negra mientras que otros parecen estudiantes muy aplicados, todos tan distintos, todos tan iguales.

A los que protestan los miran como a bichos raros, los llaman locos, revoltosos y vándalos. La policía trata de alejarlos del lugar; primero les piden que se dispersen, cuando se niegan a hacerlo comienzan a atacarlos con el popular “Pinochito”, una suerte de tanque que dispara agua a propulsión, y para disuadirlos del todo lanzan bombas lacrimógenas, sin embargo éstos o son verdaderos valientes o verdaderos locos, porque siguen ahí recibiendo los golpes con la porra de los policías y los enfrentan con las manos, se resisten, se defienden aún en desventaja, como lo hace el toro dentro de la plaza, algunos caen vencidos, otros escapan y se refugian, otros permanecen ahí y se retiran al terminar la tarde de sangre.

Las posiciones de ambas partes: los que están a favor de la corrida de toros dicen que es una tradición y que no se puede arrancar del país; mientras que los que están en contra dicen que no se debe comer carne por respeto a la vida animal. Quizá ambos están errados, el problema no es la tradición o el comer carne, lo desdeñable es convertir un acto de tortura y abuso en un espectáculo y cobrar por él. Pregúntense ¿Qué pasaría si el que es corrido no es un toro sino un ser humano? ¿Y si fuese un hijo suyo? ¿Le gustaría ver cómo maltratan y asesinan a un su hijo para simplemente entretener a un público sediento de sangre? Otro asunto discutible es que esta feria, irónicamente, toma el nombre de un personaje lleno de misericordia y de amor por la vida, al menos así lo describe nuestra historia.

Es el fin de Octubre y se acerca la última corrida y con ella la última procesión anti-taurina, algunos pensaran que estamos locos o que somos unos desadaptados, la verdad es que poco nos importa lo que opinen, si hablo en plural se debe a que quien escribe prefiere que su voz se mezcle entre los alaridos en busca de respeto a la dignidad de aquel inocente animal, antes de que se una a los sangrientos oles, espero que llegue el día en el que Octubre no apeste a sangre inocente derramada.

Nota: Aquí les dejo un par de videos, sobre el tema.